Mujeres en la empresa. Liderando, dirigiendo, manejando equipos, pensando negocios, agregando riqueza, administrando ventas.
Haciendo estrategias para la pyme, supervisando la marcha de la gestión.
Mujeres. Hasta hace poco vistas como algo extraño. Aceptado por los hombres como un hecho de la realidad, que se impone a veces sobre la voluntad.
Declamado como algo virtuoso, pero arrastrando prejuicios primitivos.
Para muchos fundadores algo difícil de admitir. Como si el liderazgo masculino fuera lo natural en la transición generacional, garantía de éxito para los negocios. Al igual que los dichos sobre mujeres al volante, los comentarios acerca de la capacidad directiva de la mujer convocan ideas arcaicas.
Pero al igual que sucede con la tecnología, la realidad se impone sobre las creencias compartidas.
En los tiempos que vivimos la mujer posee virtudes que la tienen mejor preparada en aspectos claves para la gestión del negocio.
Integrar: son tiempos donde se requiere de la integración de visiones en contraposición a especializaciones que fomentan encierros que dificultan un camino compartido. Capacidad para no dejar afuera a quienes tienen para hacer aportes valiosos al manejo del negocio. La mujer tiene facilidad para incorporar diferentes perspectivas sin dejar de lado personas con miradas y capacidades diferentes.
Cooperar: con facilidad los hombres entran en posiciones irreductibles. Competencias feroces con el único afán de ganar en lo personal perdiendo de vista la totalidad. Considerando que el trabajo en equipo es central para tiempos de cambio, las mujeres suelen posicionarse con mayor flexibilidad en su manejo. Compartir más, rivalizar menos.
Cuidar relaciones: la mujer es más proclive a preservar los vínculos más allá del tema en juego. Eso permite que las relaciones con clientes y empleados tengan mayor posibilidad de perdurar en el tiempo y no generar heridas innecesarias. Que son claves, tanto en el cuidado del talento interno como en lo que hace a sostener a los clientes para crecer de manera sustentable.
Contener: naturalmente la mujer tiende a cuidar y preteger. Este es un valor determinante para que los propios se queden en la empresa y los compradores tengan experiencias placenteras. No descuidar los afectos en juego.
Liderar: es evidente por la participación de la mujer en otros ámbitos, y también en la empresa, sus condiciones para liderar proyectos y personas detrás de un objetivo. Si dirigir es lograr que otros hagan, “ponerse la camiseta” de la empresa y seguir un objetivo compartido, parece ser quien se presenta con más disposición a ese liderazgo que estas épocas tan turbulentas e inestables plantean.
Inteligencia emocional: si se trata de saber manejar las emociones propias y comprender lo que se desencadena en otros, entonces la mujer es quien muestra un camino a seguir en algo que para los hombres muchas veces es pura descarga pasional.
Multifunción: es parte habitual para la mujer desarrollar varias a actividades a la vez. Desde ese punto de vista se encuentra acostumbrada a manejar variables de modo simultáneo lo cual es habitual en la vida de la empresa. No le es algo novedoso en su día a día.
Ganar plata: es puro prejuicio pensar que la vocación de ganar plata es patrimonio de hombre, que las mujeres piensan en otras cosas y el poder y el dinero les es ajeno. También agregan muchas veces un sentido de trascendencia que amplía significados, a una perspectiva a veces unívoca centrada en la rentabilidad.
Negocios de familia: la mujer, en este caso, es madre y ejerció en la práctica la coordinación de muchos aspectos de la vida de familia. Preserva relaciones y cuida aspectos diferenciados del hombre. Hoy en día tiene un rol central en las decisiones de consumo. Del mismo modo está en condiciones de liderar la empresa con ese bagaje que da la conformación de una vida de familia, con todas sus vicisitudes.
Las generalizaciones del tipo “los hombres son” o las mujeres son” sólo apuntalan prejuicios. Tampoco se trata de hablar de disposición genética. Ni de herencia. Todavía existen creencias negativas que inhiben las potencialidades del aporte de la mujer. Que tiene contribuciones que no podemos dejar de lado. La empresa se ve fortalecida y gratificada por el pensamiento y la pasión de la mujer.
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