Tenemos protocolos aceptados y aprobados.
Un comité de expertos propone una manera de cuidarnos.
Disponemos, gracias a sus recomendaciones, de un conjunto de herramientas y pasos a seguir que nos previenen del temido contagio.
Las autoridades admiten el protocolo y promueven su práctica.
En la medida que lo cumplamos estaremos mejor cuidados, cada uno y entre todos.
Preservaremos la vida.
Tenemos un protocolo: una metodología para arribar al día después.
El día después….
Pero en nuestros negocios, ¿disponemos un protocolo para sostener el negocio como tal?
¿Existen las recomendaciones apropiadas para llegar al día después?
¿Cómo hacer para arribar del mejor modo posible?
Propongo una serie de ideas y sugerencias para avanzar, en un contexto de permanente incertidumbre, falta de certezas, quiebre de toda seguridad, alto sentimiento de vulnerabilidad.
Desarrollar un equipo para la crisis: se trata de generar un grupo reducido de miembros claves del negocio donde trabajar los asuntos esenciales y la preparación del día después. El sentido de dicho comité de trabajo es justamente afrontar la crisis en equipo, de tal modo de no actuar como si uno solo pudiera resolver las cosas al estilo de un llanero solitario que hace justicia. A su vez, el estar en equipo rompe con el estado de soledad y aislamiento promoviendo un espíritu compartido, tan necesario en estos tiempos.
Preparar el día después: el liderazgo de esta crisis requiere de la capacidad de visualizar la salida y trabajar para ella. No nos sirve quedarnos pegados a la urgencia y el dolor, hay que recuperar la historia, la trayectoria, y pensar en cómo salimos de la coyuntura. Dejar de pensar y actuar sólo como bomberos.
Reinventar el negocio: sin dudas que las cosas serán muy diferentes, y se necesita de una alta dosis de flexibilidad para afrontar los cambios que se imponen. No vamos a poder seguir de la misma manera, por lo tanto hay que trabajar arduo en cómo se sale adelante con nuevas ideas y propuestas. Algunos tendrán que reinventar un 20% del negocio, otros el 80.
Conocer los números del negocio: es fundamental hacer un seguimiento estricto del punto de equilibrio en las actuales circunstancias. No estamos acostumbrados, pero es central conocerlo, de lo contrario tomamos decisiones basadas en impulsos del momento que nos pueden arruinar.
Cuidar la caja: quiere decir que ahora es más importante preservar la liquidez, por eso, hay que revisar la estructura del negocio y estar atentos a como vendemos, solemos creer que vender mucho es lo mejor. Puede suceder lo opuesto a lo que creemos, que la venta nos deje sin caja. Sepamos: sin liquidez no hay futuro.
Las pasiones: el arrebato emocional, los mensajes contradictorios, el pesimismo, son muy malos consejeros. Prestemos atención a las decisiones que tomamos en estado de gran stress, porque son de muy baja calidad y pueden agravar la crisis. Pensemos dos veces, busquemos otras opiniones y visiones.
El mañana: en este cuadro podemos observar los temas de los que ocuparnos, según se trate del negocio, la conducción, sea o no familiar, y el corto o mediano plazo. Sobre todos estos niveles hay que trabajar a la vez para salir mejor parados.
Comorbilidad: con este término se habla de la existencia de enfermedades previas que pueden agravar un cuadro ante el contagio. ¿El negocio tiene algo de esto? Porque puede suceder que la pandemia agudice algo pre existente, con lo cual el desafío es resolverlo para tener futuro, pero no hay que equivocar el diagnóstico.
Estas son algunas sugerencias, es la práctica con otros, las capacitaciones permanentes, el intercambio con colegas, lo que va a darnos otras miradas que agreguen nuevos pasos para un protocolo de gestión del negocio. Para que en el futuro continúe el proyecto iniciado.